
Muchos países están experimentando una brecha que cada vez se hace más pronunciada entre las habilidades que se exigen en el mercado laboral y la formación que reciben sus ciudadanos.
Las habilidades son vitales para la competitividad y la empleabilidad, ya que los cambios estructurales, como la globalización y el progreso tecnológico exigen una cualificación cada vez mayor y más para el crecimiento de la productividad y para garantizar buenos puestos de trabajo.
Una muestra de ello es que se estima que el 50% de todos los empleados necesitarán volver a capacitarse para 2025, a medida que aumente la adopción de tecnología, según el 'Informe sobre el futuro del empleo' (2020) del Foro Económico Mundial. Lo que se traduce en que la mitad de los trabajadores tendrá que volver a capacitarse en los próximos cinco años a medida que se consolida la ''doble alteración'' por un lado, por el impacto económico de la pandemia y, por otro, la creciente automatización que transforma los empleos.
En la presentación del informe el fundador y presidente ejecutivo del Foro, Klaus Schwab argumentó que ''tenemos las herramientas a nuestra disposición. La generosidad de la innovación tecnológica que define nuestra era actual puede aprovecharse para liberar el potencial humano''.
''Tenemos los medios para volver a capacitar y mejorar a las personas en cantidades sin precedentes, para desplegar redes de seguridad de precisión que protejan a los trabajadores desplazados de la indigencia y para crear mapas a medida que orienten a los trabajadores desplazados hacia los trabajos del mañana en los que podrán prosperar''.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) menciona en su informe 'Las habilidades importan' (2019), un producto del Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC por sus siglas en inglés), que ''los adultos con mayor competencia en lectoescritura, aritmética y resolución de problemas en entornos ricos en tecnología tienden a tener mejores resultados en el mercado laboral que sus pares menos competentes. Tienen más probabilidades de estar empleados y, si están empleados, de ganar salarios más altos''.
Cerca del 40% de españoles de entre 25 y 34 años tenía estudios superiores frente al escaso 20% de personas entre 55 y 64 años
Sin embargo, los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) en 2015 señalan que entre el 20% y el 25% de los jóvenes en educación secundaria como de adultos en edad de trabajar (según los datos de PIAAC de 2012) carecen de esas competencias básicas, lo que dificulta su capacidad para encontrar un empleo estable y participar en la vida económica y social en general.
En el caso de España cuando participó en el PIAAC en 2015 los datos arrojaron que, cerca del 40% de españoles de entre 25 y 34 años tenía estudios superiores frente al escaso 20% de personas entre 55 y 64 años, diferencia de 20 puntos porcentuales que se superó en tan sólo 6 países de la OCDE.
Pese a ello, pocos jóvenes con un título de educación superior han logrado adquirir el alto nivel de cualificación profesional necesario para integrarse en la economía y en la sociedad. En 2015 se pudo percibir una mejora en cuanto a la preparación de los titulados superiores españoles a lo largo del tiempo, sin embargo, España sigue relegada a los puestos más bajos de la clasificación de países de la OCDE que participaron en la PIAAC.
Además, solo el 12% de los adultos con estudios superiores alcanzan ''un excelente nivel de rendimiento en comprensión lectora, aproximadamente la mitad de la media de la OCDE''.
El cambio tecnológico, en particular la presencia cada vez mayor de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en todos los ámbitos de la vida, junto con los cambios en la estructura del empleo ha llevado a una creciente demanda de habilidades cognitivas de nivel superior que implican la comprensión, la interpretación, el análisis y la comunicación. de información compleja.
El empleo se está alejando de los trabajos que involucran tareas cognitivas y manuales rutinarias y hacia trabajos que involucran el pensamiento experto y la comunicación compleja. Los gobiernos necesitan una imagen más clara, no solo de cómo están cambiando los mercados laborales, sino de qué tan bien equipados están sus ciudadanos para participar y beneficiarse de economías cada vez más basadas en el conocimiento.
Diez habilidades clave
Hay muchas habilidades nuevas que resultarán útiles a medida que cambie el mundo laboral. Los sectores tecnológicos como la ciencia de datos y la ciberseguridad son cada vez más importantes y la demanda de talento es alta en estas áreas.
El 50% de todos los empleados necesitarán volver a capacitarse
Pero hay ciertas habilidades que todo empleador buscará y estas habilidades abarcarán todas las industrias: habilidades blandas -las asociadas a la inteligencia emocional-. El ya mencionado, 'Informe sobre el futuro del empleo' (2020) del Foro Económico Mundial describen cuáles serán las habilidades más demandadas para 2025.
Para aquellos trabajadores que permanecen en sus funciones, la proporción de habilidades básicas que cambiarán para el 2025 es del 40%, y el 50% de todos los empleados necesitarán volver a capacitarse (hasta un 4%).
El pensamiento crítico y la resolución de problemas encabezan la lista de habilidades que los empleadores creen que crecerán en importancia en los próximos cinco años.
Pero este año han surgido nuevas habilidades de autogestión como el aprendizaje activo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y la flexibilidad. Entre estas habilidades 'transversales' se encuentran las habilidades especializadas en marketing de productos, marketing digital e interacción humano-computadora. Estas habilidades junto con las habilidades innatas las que harán que la fuerza laboral futura sea extremadamente valiosa.